sábado, 29 de junio de 2013

Los tiempos de los gentiles

El conocimiento de las Sagradas Escrituras hace que comprendamos la vida; el conocimiento de la historia nos puede dar una creciente apreciación por la Palabra de Dios. Para ayudarnos a entender las cosas, Dios divide la historia en diferentes eras. Una de ellas se llama “los tiempos de los gentiles” (Lc.21:24), período en el cual el liderazgo de las naciones no está más en manos de Israel sino en manos de imperios gentiles. Este período comenzó con la cautividad de Judá bajo Nabucodonosor, rey de Babilonia (2Co.36:21). Desde entonces, el mundo ha estado “hollado por los gentiles” (Lc.21:24) y continuará así hasta que Cristo regrese a buscar a la Iglesia.

Esta era de los gentiles se ha caracterizado por muchos eventos: 1) el surgimiento de una potencia y un control mundial gentil (Lc.21:24); 2) la desaparición de Israel como potencia mundial (Mt.21:18-20); 3) el surgimiento de la Iglesia (Ef.1:20-23); 4) la renovación o el renacimiento de Israel (Mt.24:2); 5) la declaración de la futilidad de la adoración en el templo (Mt.24:2); 6) Cristo llama a Israel “ovejas perdidas” (Mt.15:24), y 7) el intento de dominación mundial por parte de una potencia gentil bajo el liderazgo del anticristo.

La Biblia indica que la fuerza masiva del poder mundial gentil será destruida. El mundo comercial, que tendrá como centro la ciudad de Babilonia, tendrá control por un tiempo limitado. Las Escrituras anuncian la devastación del comercio y la moneda mundial (Ap.18:2-3,9).

Al considerar las condiciones que caracterizan los tiempos de los gentiles, llegamos a la conclusión de que el hombre sin Dios, no importa cuáles sean sus capacidades, no puede triunfar. El resultado de la mera actividad humana, aunque sea admirable, será fracaso, pérdidas y devastación final. Por mucho tiempo el mundo se ha jactado de no necesitar a Dios; ha confiado en su propia capacidad para gobernar teniendo como simple guía la sabiduría humana. Durante los tiempos de los gentiles, el mundo creerá en muchas religiones, en muchas filosofías, y establecerá muchas metas. Estas podrán ser espectaculares por algún tiempo, pero al final no llegará a nada. Por tanto, hacemos bien, en llegar a la conclusión de que la cultura puede mejorarse solo por la intervención divina. Solo Cristo, al regresar con poder y gran gloria, podrá hacer de la sociedad algo útil y provechoso. Dicha sociedad, como claramente enseñan las Escrituras, puede existir solo si se transforma la naturaleza humana. El mundo es pecaminoso y durante los tiempos de los gentiles, está controlado por la raza humana caída. Esta, por la abundancia del pecado, ha perdido su condición espiritual está “destruida de la gloria de Dios” (Ro.3:23). Por lo tanto, el hombre no puede confiar en la “humanidad”; debe edificar su vida sobre un único fundamento: la fe en Jesucristo, el eterno Hijo de Dios.

La condición final de la riqueza, los valores que tiene el mundo, está resumida en la Palabra de Dios (Ap.18:14-15). En el cuadro de la revelación, los tiempos de los gentiles son temporalmente magníficos pero moralmente ciegos. Lo que los incrédulos pueden hacer en el mundo podrá ser atractivo por el momento, pero al final será completamente consumido por el fuego devastador del cielo. Debemos comprender que, sin Dios, lo único que pueden producir los judíos y los gentiles es destrucción. Se nos insta a estar consciente de ese programa del mundo, los tiempos de los gentiles, pero sin llegar a la cooperación.


Bibliografía: Biblia de Estudio de Profecía por Tim LaHaye, Reina Valera 1960. Artículo por David W.  Breese.   

1 comentario:

  1. La Biblia dice: "Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan",(Lc.21:24). Amén.

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